El goleador Martín Palermo ensalsó al público de Boca Juniors en su despedida y declaró su agradecimiento eterno a la parcialidad xeneize, argumentando que el club de la Ribera “no sería lo que es sino estuvieran ustedes del otro lado”.
“Boca no sería esto si ustedes no estuvieran allí, alentándonos. Por eso quiero darles un agradecimiento eterno”, sostuvo el máximo anotador de la historia auriazul (235 goles en 403 partidos), muy emocionado y al borde de las lágrimas.
“Boca no es grande por los jugadores, por los dirigentes o por los directores técnicos. Es grande por el respaldo de sus hinchas”, sentenció el atacante, una vez concluído el partido con Banfield (1-1), a esa altura una verdadera anécdota de lo que había ocurrido en una jornada que había empezado desde temprano.
Es que más de mil personas se congregaron en las primeras horas de la tarde en las inmediaciones del hotel Madero para testimoniarle su apoyo y respaldo al `Titán`. Por eso, el trayecto desde allí hasta la Bombonera demandó más de una hora, cuando habitualmente se hace en quince minutos.
Cuando el árbitro Fernando Echenique (reemplazó al lesionado Alejandro Toia) marcó el final del cotejo, el césped de la Bombonera se revistió para la ocasión.
De inmediato, se armó un palco con una tarima en el centro de la cancha y Mario Pergolini, animador y conductor de la FM Rock & Pop (confeso simpatizante xeneize y fanático de Palermo), tomó las riendas en el festejo.
También hizo su incursión en escena el otrora cantante de Los Piojos, Andrés Ciro Martínez, hoy al frente de la banda Ciro y los Persas, para regalarle a la audiencia, armónica en mano y boca, los acordes del himno nacional argentino, en una versión ya conocida.
Entonces fue el turno de una proyección de video en donde distintos jugadores testimonarion su apoyo y calidez hacia la figura del goleador que hoy se despidió en la Bombonera.
Aparecieron por la magia de la TV el mellizo Guillermo Barros Schelotto, hoy en Gimnasia pero `socio` y amigo de Palermo en aquellos dorados ciclos bajo la conducción de Carlos Bianchi, Sebastián Battaglia, Roberto Abbondanzieri y hasta Julio César Falcioni, el actual DT que recibió silbidos de parte de la concurrencia.
“Ya con esto estoy feliz. Ni soñando podía pensar que me iban a brindar tanto cariño”, sostuvo Palermo.
“Un gol más, un gol menos, no iba a cambiar la historia. Me voy muy contento por todo lo vivido. No me imaginé nunca que iba a vivir esto”, repitió el goleador.
Palermo, a todo esto, confirmó que estará presente en el partido de la semana entrante con Gimnasia, el último del torneo Clausura.
“Como soy un profesional quiero jugar en La Plata. Además se despide mi amigo (Barros Schelotto) y quiero estar con él en ese momento”, agregó.
“La decisión estaba tomada desde antemano. Nunca quise que llegue este día, pero ya está”, sostenía, mientras enjugaba unas lágrimas después de todo lo vivido en una noche de ensueños. (Télam).-
En ese estadio, Palermo…
-hizo su primer gol en Boca (a Independiente en 1997). Después llegaron 235 gritos más, lo que hizo que se convierta en el máximo goleador en la historia del club.
-convirtió cuatro goles en un mismo partido. Su víctima fue Carlos Kletnicki (arquero de Gimnasia y Esgrima de La Plata), por el Torneo Clausura 2007.
-tuvo uno de sus días más emotivos, cuando tras la rotura de ligamentos de su rodilla volvió e ingresando en el segundo tiempo le convirtió a River el tercer gol en un “Superclásico” que se jugó por la Copa Libertadores. Sus lágrimas fueron las de toda la “Bombonera”.
-convirtió uno de sus goles más lindos. En 2004, de chilena y a Banfield.
-entró en el libro de los récords, al hacer un gol de cabeza de 39 metros. Fue a Vélez y en 2009.
- y otros tantos más, los cuales con diferentes aristas, en distintos momentos, fueron importantes. ¡¿Cómo no van a ser importantes 128 goles convertidos en la “Bombonera”?!
Hoy Martín Palermo, el máximo goleador de la historia de Boca, se retirará de la Bombonera, que, emocionada, le demostrará todo lo que lo ama y todo lo que, a partir de mañana, ya lo extrañará.
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