martes, 21 de junio de 2011

River Plate Todos por el aire

Olé compartió el vuelo con un plantel que hasta fue alentado por un operario de pista y que ni se inmutó ante el “hemos iniciado el descenso” de la tripulación...

-¿Acá vale doble el gol de visitante?

-No, no... Bah, me parece que no. Pero con el empate zafamos, eh.

Lucas y Javier matan el tiempo y los nervios en el primer piso del Aeroparque Jorge Newbery. Ni falta hace que aclaren que son hinchas de River. Ya los delata el atuendo y también --o más aún-- ese breve diálogo que los muestra como sapos de otro pozo. Pero ya están en este baile, en el barro, digamos, y ahora esperan ansiosos en la sala de embarque para que abra la puerta 12 para subirse al mismo avión que depositará al plantel de Juan José López en Córdoba.

En eso, la tropa empieza a caer. Carrizo primero, Almeyda último. Se sacan fotos, firman autógrafos, cero reproche hasta el momento. En la confitería contigua, cual acuario, se agolpan los curiosos y , de pronto, en el vidrio aparece un mensajito espontáneo, escrito con birome sobre un individual de papel que dice: “Dejen la vida. Aguante y garra”.

Así encaran el vuelo más importante de la historia del club. Sin pasaporte, por supuesto. Los jugadores acomodados desde la mitad hacia fondo de la nave; Jota Jota, el profe Frega, el entrenador de arqueros Carlos Gay, los vices Diego Turnes y Omar Solassi, y el secretario Daniel Bravo, en la clase preferencial. Todo listo para el despegue, entonces, y un personaje de aquéllos que se roba varias sonrisas: en la pista, un operario suelta los banderines flúo y comienza a arengar con sus brazos, canta con euforia aunque desde el avión su grito no se oiga, incluso se persigna antes de que sus sueños (y los de todos los hinchas de River) se pierdan por los aires. Y ahí, en el aire, todo transcurre con tranquilidad. Para abajo no se ve nada. Córdoba aguarda nublado. Y cuando las nubes pasan a estar arriba, el motor deja de hacer tanto barullo. Entonces, desde la cola se escucha...

-Uy, sonamos: no baja el tren de aterrizaje.

-Uy, zafamos: no vamos a jugar la Promoción.

El aeropuerto Pajas Blancas se revoluciona con la llegada del plantel de River después de una hora y 10 minutos de un calmo vuelo. Una multitud hace guardia en la puerta del hotel Sheraton. Todos esperan lo mismo, que no se cumpla lo que de manera imperturbable había anunciado la comisario de abordo, llamada Melina Díaz: “Hemos iniciado el descenso”

Via Ole

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