Cristian Pavón metió el 1-0 y salió corriendo a festejar su conquista hacia el banco con un gesto llamativo, como manejando un auto. ¿A qué se debió? “Le hice una apuesta al hijo de mi representante. Si hacía un gol, me prestaba el BMW un mes”, tiró el pibe.
La alegría, sin dudas, será doble para Cristian Pavón. El pibe rompió el cero en el superclásico ingresando desde el banco de suplentes y salió corriendo a festejarlo con sus compañeros que no entraron. El autor del 1-0 explicó que “le había dicho a Sara que iba a hacer un gol y se lo iba a dedicar”. Pero en la loca corrida hacia el banco llamó la atención el gesto del delantero, haciendo como que manejaba un auto. Pavada de apuesta, el juvenil explicó en el campo de juego, apenas terminado el partido, lo que significaba esa celebración. “Hice una apuesta con el hijo de mi representante antes del clásico. Si yo hacía un gol, él me tenía que prestar el BMW por un mes”, contó, exultante.
Además, Pavón no ocultó su alegría por la victoria conseguida ante el eterno rival: “Desde que llegué a Boca fue lo mejor que me pasó. Estoy muy contento”. Y el pibe, que justo se había lesionado en un superclásico de verano, se despidió con esa sinceridad que lo caracteriza: “Un saludo para mi familia y para todos los que me conocen”.
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