La polémica no cesa. Tras el permisivo arbitraje de Germán Delfino en el partido de ida de los cuartos de final entre River y Boca en el Monumental, la designación de la terna arbitral para la revancha se convirtió en tema de interés nacional. Y tras mucha presión desde ambos clubes, la Conmebol confirmó a Darío Herrera.
Sin dudas es una decisión sorpresiva y cuestionable por parte de la entidad que rige al fútbol sudamericano, ya que se trata de un debutante, tanto en el plano internacional como en superclásicos. Herrera, de 30 años, tendrá en su primera vez una prueba de fuego difícil de sortear, ya que estará en el centro de todas las miradas. Lo acompañarán dos jueces de línea de mucha experiencia, Juan Pablo Belatti y Hernán Maidana.
Lejos de apagarse, el fuego de la polémica no parece que vaya menguar. Es que hasta ayer, todas las versiones indicaban que Néstor Pitana, árbitro mundialista, sería el encargado de impartir justicia en uno de los clásicos más calientes de los últimos tiempos. Recordado por el mentado “Pitanazo” que popularizó Carlos Bianchi tras el 2-1 de River con un gol derivado de un corner que no fue, en La Boca no lo veían con buenos ojos, y lo hicieron saber.
El Xeneize, sobre siete partidos en los que fue dirigido por Herrera, tiene una efectividad del 76,19%, con cinco victorias, un empate y una caída. En tanto, River, a quien solo arbitró en cuatro oportunidades, consiguió un 58,33% de los puntos en juego, con dos triunfos, una parda y una caída.
Claro que en Núñez la bronca con el colegiado perdura por esa derrota con San Lorenzo en 2013, cuando cobró un polémico penal que Barovero le rechazó a Buffarini en primera instancia. Sin embargo, Herrera lo hizo repetir (erróneamente) por un adelantamiento que no fue y finalmente el jugador del Ciclón marcó el gol para el 1-0 final.
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