El entrenador de River Plate, Marcelo el Muñeco Gallardo, decidió dar dos días de dispersión a los jugadores tras el empate 2-2 ante Boca Juniors en la Bombonera, en el partido de ida de la final de la Copa Libertadores.
“El plantel contará con jornadas de descanso el lunes y martes. Este miércoles (por mañana) retomará los entrenamientos. #JuntosSomosMasGrandes”, publicó la institución a través de su cuenta en la red social Twitter.
Ni River Plate ni Boca Juniors tendrán acción este fin de semana porque hay fecha FIFA (compromisos amistosos).
El centrocampista y capitán, Leonardo Ponzio, y el delantero Ignacio Scocco se perdieron el compromiso de ida, por lesión.
La ilusión en alza del Millonario se alimenta de las altas chances de que ambos puedan ser parte del encuentro sabatino del 24, en el Monumental de Núñez.
El que definitivamente no podrá decir presente será el delantero colombiano Rafael Santos Borré, por acumulación de tarjetas amarillas.
El cafetalero se mostró eufórico en la ida. Sus compañeros le pidieron que apelara a la serenidad.
LA MIRADA QUE SE HIZO VIRAL Gonzalo el Pity Martínez, el mendocino que tanto aclama la hinchada riverplatense, fue furor por su actuación en la primera final ante el club azul y oro.
No obstante, también tomó protagonismo en las redes sociales tras la mirada que le lanzó a los fanáticos del club boquense, en plena Bombonera.
El momento se dio durante el ingreso del equipo de la banda. Cuando el Pity entraba al gramado, en medio de la algarabía de los locales, dirigió una mirada muy penetrante hacia la tribuna, algo que muchos consideraron como un gesto desafiante por parte del mendocino.
Se especula, hasta ahora, sobre la intención de Martínez en ese instante. Otros atribuyen que ello se dio por el “coraje” del millonario frente a una fanaticada que intentó imponer sus cánticos.
Otro de los que generó polémica fue Exequiel Palacios, la revelación del Millo que no explotó su potencial en el reciente duelo.
El compañero del Pity en River se tomó la nariz, acción que muchos interpretaron como gesto despectivo hacia la Bombonera, estadio que se sitúa cerca de la desembocadura del riachuelo.
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