domingo, 25 de noviembre de 2018

La violencia sin fin en el fútbol argentino

Los ataques con piedras al autobús del plantel de Boca que obligó a suspender la final de la Copa Libertadores de América-2018 este sábado, es un nuevo capítulo en el largo historial de violencia en el fútbol argentino.

Debido a la escalada de violencia en los últimos años, las autoridades decidieron en 2013 prohibir la presencia de simpatizantes visitantes, aunque los incidentes no se han detenido, incluso con víctimas fatales.

La veda para hinchas visitantes se aplicó en la inédita superfinal de la Copa Libertadores entre los archirrivales Boca y River, pero igualmente se produjeron desmanes con fanáticos locales que obligaron a suspender el partido y reprogramarlo para este domingo.

El ataque con piedras al autobús boquense dejó a varios jugadores con heridas leves, mientras su capitán Pablo Pérez debió ser atendido en una clínica privada por una lesión en un ojo.

La policía se limitó a observar los desmanes, según imágenes de la televisión.

Tras la suspensión del superclásico, el presidente de River, Rodolfo D'Onofrio, pidió que las autoridades "encuentren a estos quince tipos, que estén presos porque no puede ser que los millones que en Argentina y en el mundo querían ver este partido se lo estropeen".

"Es un día muy triste, son unos pocos inadaptados que hay en todos los clubes, esto nos tiene que avergonzar como sociedad y que por esos tengas que reprogramar un partido tan importante me da mucha tristeza", dijo a su vez el presidente de Boca, Daniel Angelici.

Incluso en la anterior serie por la Libertadores entre ambos archirrivales en 2015, los jugadores de River fueron atacados con gas pimienta cuando salían al campo de juego de La Bombonera para disputar el complemento en instancias de octavos de final entre Boca y River.

El hecho terminó con la suspensión del partido que se le dio por ganado a River y la descalificación de Boca.

Larga lista de fallecidos

El recurrente tema de la violencia en el fútbol argentino registra un largo palmarés de víctimas fatales.

El número de muertes por la violencia en este país sudamericano se elevó a cuatro en lo que va del año y a 137 en los últimos 20 años, según la Ong Salvemos al Fútbol (SAF).

El hecho fatal más reciente se produjo este mes cuando un joven de 22 años fue acribillado tras un partido de la Superliga de la primera división en la ciudad de Santa Fe.

Luis Javier Cabrera, de 22 años, cayó abatido de cuatro balazos en un enfrentamiento entre aficionados al terminar el encuentro en que el local Unión empató con Patronato 2-2.

Las barrabravas de varios clubes son verdaderas fuerzas de choque, muchas veces vinculados a dirigentes deportivos y políticos, que se solventan con actividades ilícitas como reventa de entradas o cobrando estacionamientos a los automovilistas cerca de los estadios, según medios de prensa.

El miércoles pasado se vivió otro inquietante episodio de violencia: un grupo de barrabravas de All Boys, de la tercera división de Argentina, atacó a policías y patrulleros con un saldo de 26 heridos, incluidos 16 uniformados.

Las imágenes del ataque, filmadas por vecinos, mostraron cómo al menos cinco patrulleros (autos) policiales huyeron marcha atrás ante el avance de los hinchas violentos, que les arrojaban palos, piedras y vallas.




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