sábado, 1 de diciembre de 2018

Crece malestar por el traslado de la final



La designación del estadio Santiago Bernabéu de Madrid como sede para la final de la Copa Libertadores entre Boca Juniors y River Plate generó malestar y resignación en Argentina.

La determinación del presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez, de mudar la segunda final del máximo torneo americano a la capital española generó controversias y diversas reacciones en Argentina.

En primer lugar, River Plate presentó la noche del jueves su apelación a la sanción de la Unidad Disciplinaria de Conmebol, que le aplicó una multa económica de 400 mil dólares, dos partidos oficiales sin público en 2019 y el cambio de sede para el encuentro de vuelta de la vigente final.

Luego de los incidentes en el estadio Monumental del último sábado con el autobús que trasladaba a la delegación de Boca Juniors y la suspensión del encuentro, River responsabiliza a la seguridad de la Ciudad de Buenos Aires y solicita que se reprograme el partido en el mismo escenario.

Asimismo, Boca Juniors también apeló a la Unidad Disciplinaria que no dio a lugar a su petición de descalificación a River y argumenta que esta segunda final no debe disputarse.

Por ese motivo, el club xeneize también avisó un comunicado, que se presentará ante el Tribunal de Apelaciones de Conmebol, y eventualmente luego al Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS).

Asimismo, los medios argentinos expresaron su malestar y designación por este cambio de sede a una ciudad que está fuera de la jurisdicción de Conmebol, cuyo territorio comprende los diez países de Sudamérica.

Olé sentenció: “Llegamos a este punto por incapacidades organizativas propias y el River-Boca en Madrid es la ratificación de una situación anómala”.

Clarín también se hizo eco de esta mudanza a la capital española al enfatizar: “El 9 de diciembre, a diez mil kilómetros de Buenos Aires, la pelota rodará en el Santiago Bernabéu con dos actores conocidos pero inesperados”.

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