Argentina amaneció conmocionada por un hecho histórico en el deporte de ese país sudamericano, con la confirmación de la final de Copa Libertadores que enfrentará a Boca Juniors y River Plate en dos encuentros que paralizarán esa nación. El tema de conversación en distintos lugares es el choque entre dos de los clubes más populares, no solo en la Argentina, sino también a nivel internacional.
El clásico entre xeneizes y millonarios es uno de los partidos más importantes del mundo, estas dos instituciones protagonizan una rivalidad que sobrepasa fronteras. Tras la hazaña gestada por River Plate, que eliminó a Gremio, último monarca del certamen más significativo del continente, y la clasificación de Boca Juniors que empató en la casa de Palmeiras por semifinales, una final inédita sacudirá el planeta con dos cotejos históricos que se disputarán el sábado 10 en la "Bombonera" y el 24 de noviembre en el Monumental.
Inicialmente la CONMEBOL había planificado que los choques que definirán al campeón sean el 7 de noviembre en cancha de Boca y dos semanas después en el escenario de River, pero sin embargo la trascendencia del lance y la próxima reunión del G20 en territorio argentino hicieron modificar el calendario por temas de seguridad.
Un antecedente que alerta a CONMEBOL
El mayor escándalo en competencias internacionales con Boca y River como protagonistas se registró en 2015 cuando en un lance por octavos de final de Copa Libertadores, los hinchas del cuadro “azul y oro” lanzaron gas pimienta a los jugadores de River cuando éstos volvían al campo de juego tras el medio tiempo. El partido no pudo reanudarse porque los futbolistas visitantes no estaban en condiciones, la Conmebol suspendió a Boca y su estadio, mientras River avanzó de fase y luego se llevó el título.
Final histórica
Será la primera vez que los dos grandes rioplatenses se midan en una final de Copa Libertadores, un hecho histórico en el continente. Aunque sí se registraron finales entre equipos de un mismo país, lo que ocurrió con elencos brasileños. En 2005 Internacional de Porto Alegre y Sao Paulo jugaron el partido cumbre con saldo positivo para el primero, que a la postre se coronaría campeón. Un año después Sao Paulo se erigiría monarca luego de vencer a Atlético Paranaense.
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