Por las calles aledañas al estadio, muchas con casas y tiendas pintadas de azul y amarillo, los colores de Boca Juniors, deambulan los turistas que se encontraron con la ingrata sorpresa de que La Bombonera y su museo están cerrados por medidas de seguridad.
"Queríamos conocer el estadio y también aprovechar para conseguir una entrada para el partido, pero cobran demasiado caro", comentó Raúl Suárez, un turista boliviano al que acompañan dos amigos.
"Ahora nos sacamos una foto aquí en la puerta de La Bombonera y hacemos creer a nuestros amigos en Bolivia que es mañana", bromea al referir que revendedores le ofrecieron un boleto por 1.500 dólares.
El club Boca Juniors vendió las entradas para el superclásico del sábado en precios que oscilan entre 1.300 y 2.700 pesos (de 35 a 73 dólares). Los boletos, que únicamente se podían adquirir por internet, se agotaron en pocos minutos.
"Me gusta que jueguen bien"
Aunque el presidente Mauricio Macri, quien fue también presidente de Boca, quería que para esta final soñada por los argentinos pudiese haber público visitante en la cancha, finalmente los equipos decidieron que se jugará solo ante los socios de cada club: el 10 en La Bombonera, con los xeneizes, y el 24 en el Monumental, con los 'millonarios'.
Desde 2013, esa es la práctica en todos los partidos de la liga argentina. Y ya desde este viernes, empleados de la alcaldía comenzaron a depositar las vallas con las que cerrarán las calles del barrio a partir de la medianoche.
Ante los temores y las prevenciones, el barrio, que late al unísono que la Bombonera con cada gol de Boca, quiso mostrar también su cara amable.
Así, a las puertas de una tienda de souvenirs dos vendedores se abrazan y se dejan fotografiar. Uno lleva puesta la camiseta de Boca, el otro la de River, una rareza en las inmediaciones de La Bombonera.
"Yo soy de Boca, pero el fútbol me ha decepcionado porque se mueve mucho por el dinero. Veré el partido, pero para disfrutar por que aunque soy hincha, si River hace una buena jugada de gol me gusta. Me gusta que los futbolistas jueguen bien", dice Daniel Bórtoli, mesero en un restaurante del barrio.
En contraste con él, la adolescente Victoria Díaz desborda de entusiasmo por encontrarse finalmente frente a La Bombonera.
Con su camiseta azul y oro, vino desde la provincia de Córdoba para una visita con el colegio. "Soy totalmente de Boca. No sé cómo es nuestro plan mañana, pero ese partido lo veo en la televisión o lo escucho en la radio, como sea. No me lo pierdo", asegura.
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