viernes, 6 de julio de 2012

Román y un adiós doloroso


Juan Román Riquelme, el habilidoso volante que usa la célebre camiseta número 10 que heredó del estelar Diego Maradona, se convirtió en una de las grandes leyendas de Boca Juniors, y por su talento, en uno de los jugadores más emblemáticos del fútbol argentino. A los 34 años, y tras perder la final de la Copa Libertadores de América ante el brasileño Corinthians, Riquelme replanteó su carrera y anunció su alejamiento del popular club auriazul, en el que ya es un ídolo histórico, a tal punto que el museo de Boca ya cuenta con una estatua del emblemático jugador.

Un jugador extinto. Su puesto natural es el de 'enganche' o enlace, una posición tradicional en otros tiempos, pero dejada de lado por muchos equipos en la actualidad, por lo cual se lo considera uno de los últimos exponentes de un estilo basado en la capacidad de manejo y conducción.

Dueño de un manejo exquisito del balón y una pegada formidable, pero también de una personalidad singular, había elegido focalizarse en Boca hace tres años, cuando una discusión mediática con Diego Maradona, por entonces director técnico de la selección nacional, derivó en su renuncia a seguir jugando en el representativo argentino.

Un ganador nato. Su temperamento y personalidad lo convirtieron en un referente de cualquier plantel en el que estuvo. El palmarés de Riquelme es de 10 títulos de Boca, con tres Copas Libertadores (2000, 2001 y 2007) y una Intercontinental (2000). Sumó 80 goles en 352 partidos, 66 por la Libertadores. Fue campeón mundial Sub 20 en Malasia 1997.

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