domingo, 18 de enero de 2015

Racing goleó a un Boca descontrolado y sin ideas

Con esas palabras se puede definir los extremos, lo muy bueno de Racing y lo muy malo de Boca. La goleada de la Academia 4-1 expuso el potencial del último campeón contra el desorden futbolístico, mal influenciado por estados alterados de un equipo xeneize que arrancó el 2015 demasiado nervioso.
Paradójicamente Boca había comenzado mejor. Distinto del que finalizó perdiendo en 2014, con más ganas y buen fútbol, con el control del balón. El gol de Calleri a los 38 segundos fue una consecuencia, no algo aislado en ese comienzo con movilidad y rotación entre Meli y Pavón, que debutaba en la primera xeneize con entusiasmo y profundidad por el sector derecho.
Incluso en el momento que empató Racing era inmerecido, aunque la defensa xeneize había dado algunas señales preocupantes, parada en línea y sin presionar al lanzador. Pero, cuando se lo propuso, le resultó demasiado fácil a la Academia vulnerar, sobre todo, a los centrales Chiqui Pérez y Bravo. Un pelotazo largo, un pique, y mano a mano de Orion a Bou. Así de sencillo. Una advertencia y un gol. Porque con una jugada calcada Bou encontró el festejo, ahora tras un pelotazo largo de Lollo y un pase fantasma de Milito, que sin tocar la pelota le cedió el espacio a su compañero de ataque.
El segundo gol de la Academia terminó de descontrolar a Boca: Marín no pudo con Centurión, que abrió para Bou y esta vez fue él quien asistió a Milito. Un minuto después, la continuidad de una sumatoria de nervios que aportaron descontrol y ganancia para el rival: Erbes se hizo expulsar por un manotazo a Centurión y también Marín, con una falta descalificadora ante el mismo Centurión, que debió dejar la cancha lesionado.
Boca se quedaba con dos futbolistas menos y no salía de su confusión. Racing no entendía qué sucedía. Además, desde que Centurión salió por el golpe hasta que ingresó Acuña pasaron siete minutos, porque su reemplazante estaba frío y además porque la pelota no salía.
Otro gol de Bou tras un blooper entre Chiqui Pérez y Orion expuso más las diferencias de ánimo y control mental de unos y otros.
Los estados alterados de Boca se observaron en todo el primer tiempo. Se insultaron entre Chiqui Pérez y Orion después del primer gol; hubo más tarde un encontronazo entre Marín y Gago; cuando Arruabarrena dispuso el cambio de Fuenzalida por Pavón, hubo gestos de disconformismo del capitán Gago... Pavón era el mejor de Boca.
La descontrolada noche agigantó otra preocupación en Boca. El equipo que puso ayer Arruabarrena es la base con la que piensa jugar la final del 28 con Vélez, por un pasaje a la Copa Libertadores.



No hay comentarios:

Publicar un comentario