Fin de ciclo. Arrancar de cero. Renovación. Distintas palabras para, en definitiva, decir que se viene un nuevo River. Eso fue lo que planteó Gallardo antes de dejar la tierra del sol naciente. Siempre con la mirada más allá, el técnico enterró rápido la derrota en el Mundial de Clubes para poner en la mira al nuevo desafío. La vara alta, esta vez, la colocó él mismo. Un año y medio atrás recibía a un equipo que venía de salir campeón de la mano de Ramón Díaz. Ahora intentará superar su propia creación, la de un River que llegó a la cima de América y deberá defender esa chapa.
La cabeza del Muñeco hace rato viene carburando el 2016 porque, además de los refuerzos, también tiene en mente un cambio táctico. Seguramente ya no habrá un River con enganche. El único futbolista del plantel con esas características es Pisculichi y no es un puesto en el que Gallardo tenga pensado sumar refuerzos. El bajón en el rendimiento del zurdo que cumplirá 32 en enero (una de las debilidades del DT) lo obliga a pensar en armar el medio campo de otra manera: con dos volantes centrales y una línea de tres a espaldas de Alario o directamente con cuatro en la zona de tránsito.
"Se termina un ciclo, pero tendremos que empezar otro. El técnico sabrá a quién traer. Siempre respetamos lo que pide y trataremos de seguir haciendo lo mismo porque no son caprichos del entrenador”, comentó el presidente D’Onofrio.
Lo inmediato será el regreso de Nicolás Domingo, quien llegará tras cumplir una temporada con Banfield, las negociaciones están avanzadas.
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