Rodolfo ´el Vasco´ Arruabarrena, que llegó a mediados de 2014 a un deslucido Boca Juniors que no peleaba campeonatos y desilusionaba a sus hinchas, consiguió esta noche no solo cortar la sequía de tres años sin títulos, sino también su primer campeonato como entrenador.
"Boca necesita un campeonato. Si no se logra ningún título, en diciembre estaré en mi casa con mi familia", había dicho ´el Vasco´ en julio pasado, imponiéndose la obligación de salir campeón.
"Es mi forma de ser. Soy Vasco trucho, pero algo de Vasco tengo, así que soy bastante terco", dijo, justamente, al explicar una y otra vez que mantenía su postura de renunciar si Boca Juniors no ganaba un título. Su apodo, ´el Vasco´, se debe a su apellido, aunque su familia lleva muchas generaciones en Argentina.
Arruabarrena no se ganó a la hinchada con este título, porque su nombre ya estaba escrito en el corazón de los simpatizantes desde el 2000, cuando ganó la Copa Libertadores como jugador, tras haber obtenido el bicampeonato argentino y haber hilvanado 40 partidos consecutivos sin derrotas.
Su éxito en Argentina lo llevó a España, donde con la camiseta del Villarreal disputó 284 partidos en siete temporadas y fue parte del equipo que llegó a las semifinales de la Liga de Campeones de 2005/06.
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