¿Cuánto vale un sueño? ¿A cuánta gente invitarías al día más importante de los últimos años? ¿Siente más el que llega primero? ¿Cómo se contiene tanta pasión? Boca anda ahí, como el pibe que se está por conquistar a una chica que laburó durante meses. Ese día es hoy, cuando Boca recibe a Tigre con posibilidades de coronarse campeón argentino anticipado.
Hoy, para la cita final, en la Bombonera, la pasión y la locura parecen ejercer la localía en muchos más sentidos que los del propio hincha de Boca. Tribunas sin filtros, reventa exorbitante y un Tévez escoltado por una comitiva: el azul y oro parece dar para todo.
A diferencia de otros partidos importantes, en los que se habían dictaminado filtros, ya que la masa societaria del club excede la capacidad de las tribunas, para hoy, los lugares en las populares se lograrán por orden de llegada. Es decir, cuando cada bandeja se vaya llenando, se cerrarán los ingresos, incluso con el riesgo de que queden muchos socios en la puerta misma del estadio. Desde Boca recomiendan ir a la cancha lo más temprano posible. La locura por ver la posible consagración embargó también a Carlos Tévez. El Apache, que suele mandar a su familia a un palco que está al lado del banco de suplentes, reservó más de 100 lugares, para una comitiva que incluirá a su mujer y a sus hijos, a sus padres y a sus hermanos, a sus amigos de Fuerte Apache y a varios de la época de Inferiores. Por otra parte, se supo que el cuerpo técnico pidió que, de haber festejo, el mismo sea corto, debido a que quieren tener a todos muy concentrados de cara a la otra final que se viene.
Las ansiedades que caminan por las espaldas de los futbolistas de Boca desembocan definitivamente en la locura de los hinchas. Todos quieren que hoy sea un día inolvidable.
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