Miles de hinchas de Boca y River hicieron filas de hasta ocho cuadras durante largas horas en cada uno de los dos puntos de venta de plateas para el superclásico Boca-River en Mar del Plata el sábado hasta que por la tarde se agotaron, dejando a cientos de simpatizantes con las manos vacías y masticando bronca contra los organizadores.
Por más que sea un amistoso la vuelta de Carlos Bianchi y Ramón Díaz a la conducción de Boca y River, respectivamente, llevó a que gran cantidad de gente buscara una entrada para asitir a la cita.
A media tarde y a poco de agotarse las plateas el titular de la organización, Albino Valentini, salió a anunciar que se decidió televisar el partido también para Mar del Plata, con el objetivo también de atenuar el malestar de aquellos que se quedaban sin una entrada.
Otro tanto fueron vendidas en la sede de la Liga Marplatense, sobre la avenida Colón casi Independencia a los hinchas de River. En total más de 31 mil entradas fueron vendidas para el clásico. Las populares se agotaron en un santiamén la semana pasada en la venta electrónica.
Cerca de las 16 apareció Valentini ante la prensa avisando que quedaban plateas para los que esperaban en los primeros cien metros, cuando la hilera superaba tres cuadras. Muchos se fueron tras pasar casi diez horas en la fila en vano. Pasadas las 17.30 se agotaron las entradas para Boca y con el correr de los minutos pasaba lo mismo en River.
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