Una puesta en escena propia de un partido del Súper Bowl: luces, música en vivo, fuegos de artificio, bombas de papel y de humo con los colores de River y de Boca en el ingreso de las dos formaciones, los jugadores posando con chicos con la camiseta del rival. Una noche para que el fútbol y los hinchas genuinos disfruten, aunque el corazón de las dos tribunas populares estuvieran copadas por las barras bravas.
Un espectáculo que tuvo su correlato en el campo de juego con una acción de alto vuelo que finalizó Lucho González. El festejo del Muñeco Gallardo dejó en evidencia que no hay superclásicos amistosos, aunque este séptimo episodio de 2015 no cayera en el momento más cómodo para los dos clubes. Polémicas, como la infracción en el área de Chiarini sobre Magallán que Beligoy no convalidó, o el descalificador golpe de Monzón a Mora, que el árbitro sí sancionó correctamente con tarjeta roja, aumentaron la tensión de un partido que se enciende con una mínima chispa.
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