Esta noche River visita a Flamengo en el Maracaná por Libertadores, pero se jugará sin público por la sanción de la última Sudamérica.
Una foto en el Cristo Redentor. Un paseo en el teleférico del Pan de Azúcar. Tomar una caipirinha en la playa de Copacabana. Caminar por la Avenida Atlántica. Comer en el emblemático bar de Garota de Ipanema…
Cuando el sorteo de la Copa Libertadores dictaminó -el 20 de diciembre del año pasado- que River debutaba en la edición de 2018 contra Flamengo en Río de Janeiro, más de un hincha millonario se habrá imaginado que iba a disfrutar de algunas de las atracciones ya mencionadas que ofrece Río de Janeiro.
Sin embargo, no pudieron viajar a la “Ciudad Maravillosa”. Y la bronca debe haber sido grande porque el motivo es ajeno a ellos. Los hinchas de River no podrán estar por responsabilidad de los torcedores de Flamengo, quienes cometieron disturbios en el estadio Maracaná durante la final de la Copa Sudamericana que el equipo brasileño perdió contra Independiente el año pasado.
Es por eso que el Tribunal Disciplinario de la Conmebol analizó el caso y el 24 de enero falló en contra de Flamengo. Le impuso al club una sanción: jugar dos partidos como local a puertas cerradas más una multa de 300 mil dólares.
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