sábado, 22 de octubre de 2016

El Apache festeja sus 15 años


Bajó en el Estadio Olímpico de Córdoba escuchando música de su discman. Fue de los primeros en ingresar a la cancha para ver cómo estaba el campo de juego y en empezar a hacer el calentamiento. Cuando le tocó salir, se tomó un tiempo más y prácticamente cerró la fila. Sabía que estaba a segundos de cumplir un sueño. Lo que desconocía es que ese día se empezaban a escribir algunas de las páginas más importantes de Boca.

Ayer se cumplieron 15 años del debut de Carlos Tévez en Primera de la mano de Carlos Bianchi. El resultado de aquel partido con Talleres es anecdótico (derrota 1-0), el hecho no: el futbolista criado en Fuerte Apache entra en la galería principal de los ídolos modernos del club. Por sus cuatro títulos en su primer ciclo. Por elevar a otro nivel el sentido de pertenencia. Por representar como pocos o ninguno la idiosincrasia del club.

Se fue tras salir campeón de la Sudamericana en 2004, pero “devorado por el Mundo Boca”. Durante su exilio nunca se desligó del lugar que lo vio nacer. Sumó vueltas olímpicas en Brasil, Inglaterra e Italia, pero ejecutó el regreso desde su plenitud futbolística. Miraba desde su casa de Turín el último clásico por Libertadores y entendió que no aguantaba vivirlo sin estar en la cancha. Llevar a la Juventus a la final de la Champions cuando estaba entre los 10 mejores del planeta fue su última obra en Europa. Su cabeza ya estaba de vuelta. “Sueño con jugar en Primera”, le contaba a Olé desde su habitación cuando todavía no tenía en los planes el debut.

Cuando llegó a la Juve le ofrecieron la camiseta 10, que nadie quería usar por el peso que tenía. Él respondió: “Para mí no es un problema llevarla. Yo la tenía en Boca y ahí la usó Maradona”.

Y el Apache regresó a su casa, esa que lo recibió con los brazos abiertos y lo respeta.

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