Ni con Carlos Bianchi en la dirección técnica, el equipo auriazul levanta cabeza. Sus hinchas se desesperan y dividen.
¿Qué pasa cuando un equipo de fútbol no tiene una buena defensa, carece de un generador de juego y su delantera no es efectiva? Es un desastre. Es lo que sucede con Boca Juniors, a pesar de que en el banco de suplentes está el técnico más ganador en los 108 años de historia “xeneize”, Carlos Bianchi, que en su tercer ciclo no ha logrado ganar dos partidos seguidos y en el anterior torneo, ocupó el penúltimo puesto.
Muy lejos parecen estar los nueve títulos conquistados por los boquenses bajo el mando de Bianchi, quien se ganó el título de Virrey por sus logros, a grado tal que en las redes sociales han aparecido dos hashtags: #andatebianchi y #losoldadosdelvirrey, en los que los hinchas le exigen su renuncia o le expresan su respaldo para que siga al frente del equipo.
Los hashtags son series de palabras que siguen al símbolo # y que tienen el objetivo de agrupar mensajes sobre un mismo tema en las redes sociales.
UNA DEFENSA DÉBIL. Leandro Marín, Daniel Alberto Díaz, Guillermo Burdisso y Emanuel Insúa son los habituales titulares en la defensa de Boca Juniors.
El primero es un joven jugador de 21 años, que no ha logrado hacer olvidar a Hugo Benjamín Ibarra, el más solvente en ese puesto en los últimos años, en tanto que el lateral izquierdo Insúa no alcanza el nivel del recientemente retirado Clemente Rodríguez.
Los dos zagueros centrales parecen no comunicarse entre sí. Guillermo Burdisso no alcanza el mismo nivel que lo llevó a la Selección de su país, en tanto que “Cata” Díaz, de un excelente primer paso por filas auriazules, no se muestra tan solvente como hace algunos años, tal vez porque los 34 años de edad que lleva encima le pasan factura.
El volante central Ribair Rodríguez, de nacionalidad uruguaya, fue una pieza clave en el ascenso de Belgrano a costa de River Plate, pero una cosa es jugar en un equipo modesto de provincia y otra ser parte de Boca. Es una de las piezas débiles de la contención en el medio campo.
UN MEDIO CAMPO SIN CREACIÓN. Juan Román Riquelme fue un grande de verdad en el fútbol argentino, aunque su carácter poco cordial le causó un paso poco trascendental por el Barcelona y un despido sin contemplaciones del Villarreal español. A los 35 años, sin embargo, arrastra los restos de su importantísimo pasado, pero ya no es el jugador desequilibrante de otros tiempos.
Además, se lesiona a menudo y recuperarse le demanda más tiempo. Boca Juniors no tiene otro armador de juego y sin una adecuada labor de destrucción del juego rival y sin posibilidades de generarlo, se comprenderá que los “xeneizes” naufragan.
UN ATAQUE SIN EFECTIVIDAD. Los dos principales delanteros de Boca Juniors, Nicolás Blandi y Emanuel Gigliotti, además de Franco Cángele, repatriado de Europa, no han logrado borrar la figura de un formidable goleador como Martín Palermo, desde que éste se retiró del fútbol profesional activo.
Blandi, proveniente de las divisiones inferiores, nunca fue un indiscutido, mientras que Gigliotti se destacó en Colón de Santa Fe y debe adaptarse a una nueva realidad, en tanto que Cángele aún no es considerado sino como un suplente.
Los demás integrantes del plantel son demasiado jóvenes y poco experimentados.
11 es la posición que ocupa Boca Juniors actualmente en el torneo argentino de Primera división.
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