Hace exactamente 100 años, el 24 de agosto de 1913, se disputó la primera versión oficial del gran clásico del fútbol argentino: River Plate-Boca Juniors. Pese a que ya se habían enfrentado varias veces de manera amistosa, forjando la gran rivalidad barrial, fue ese día en la cancha de Racing donde se inauguró el historial de un partido que paraliza Argentina cada vez que se juega.
Fue victoria de River por 2-1 en un partido áspero, que tuvo hasta escenas de pugilato en el segundo tiempo, y que terminó decantándose para los tricolores (River en esa época vestía de rojo, negro y blanco a rayas verticales) ante una multitud para la época: 7 mil personas.
Justamente porque se esperaba muchísimo público se eligió la cancha de Racing, pese a que Boca fue local. Los xeneizes habían sido desalojados de la suya, ubicada en la Dársena Sur de Buenos Aires. Cosas de aquellos tiempos.
Así nació el Clásico de La Boca, llamado así porque ambos convivían en ese barrio del sur de la capital. Con el tiempo, River se mudó, Boca se transformó en ícono de la zona y el duelo mutó en el Superclásico, uno de los choques más importantes del fútbol mundial.
Cada duelo entre Boca Juniors y River Plate es más que un derbi. De hecho, el partido ha adquirido el estatus de Superclásico.
Hasta un diario británico lo calificó tiempo atrás como uno de los 50 eventos deportivos dignos de ser vistos antes de pasar a una mejor vida...
Los orígenes
La rivalidad tiene un origen claro: el barrio. River Plate nació en La Boca, en las afueras de la Capital Federal, el 25 de mayo de 1901, como fusión de dos instituciones que practicaban el deporte rey. Boca Juniors vio la luz allí también pero cuatro años después, el 3 de abril de 1905, producto del deseo de un grupo de inmigrantes de crear su propio club del fútbol.
Para algunos historiadores, su primer enfrentamiento fue el 2 de agosto de 1908 en la cancha que tenía Boca en la dársena Sur, y lo ganó el local 2-0. Sin embargo, el primer partido oficial se jugó el 24 de agosto de 1913 en cancha de Racing, con victoria de River por 2-1.
Lo real es que empezaron a diferenciarse rápidamente. En lo deportivo, el poderío económico le permitió a River dominar el comienzo de la era profesional y recibir el apodo de Millonarios. En lo social, los boquenses estaban cada vez más arraigados en La Boca, al contrario de los riverplatenses, que iban de un lugar a otro sin afianzarse en ninguno.
Para cuando River se mudó al más aristocrático barrio de Núñez, la semilla del superclásico ya había germinado...
Lanzini escribe su nombre
Al marcar de cabeza a los 43 segundos y darle a River el 1-0 sobre Boca en la Bombonera, a Manuel Lanzini se le dibujó una enorme sonrisa. Aunque la adrenalina del festejo fue completa, el juvenil enganche desconocía seguramente que con ese festejo se metía en la historia del Superclásico: el suyo es el gol más veloz de los conseguidos hasta ahora en el choque.
Ocurrió el domingo 5 de mayo de 2013.
Con su grito, Lanzini superó a otro protagonista de la tarde de la Bombonera, Pablo Ledesma. En el 1-1 del Clausura 2007, también en la Boca, el volante le daba al local el 1-0 a los 50 segundos.
En esta historia de goles rápidos entre River y Boca, hace poco, había anotado su nombre Leonardo Ponzio, que de tiro libre, en el pasado torneo Inicial, ponía el 1-0 para River. El partido, finalmente, había culminado con empate en 2.
Otros que festejaron goles cerca del inicio del juego en partidos entre los más grandes del fútbol argentino fueron: Ernesto Mastrángelo (Boca), al minuto en el Nacional de 1972; Norberto Menéndez (River), también al minuto, en 1957; Walter Gómez (River), en 1951; Juan Carlos Recio (River), a los dos minutos en el Metropolitano de 1969, y Carlos García Cambón (Boca), a los dos minutos en el Metropolitano de 1972.
Algunas cifras del Superclásico
Al día de publicarse este artículo (agosto de 2013), River y Boca jugaron entre sí 190 veces, con 69 victorias Xeneizes (262 goles), 62 Millonarias (249) y 59 empates. Por Copa Libertadores, Boca ganó 10 contra ocho de River sobre 22 partidos. Sólo en el amateurismo el historial le sonríe al Millo, con cinco triunfos y tres derrotas en 13 juegos.
El máximo artillero es Ángel Labruna de River con 16 goles, mientras que ese honor en Boca le corresponde a Paulo Valentín con 10. El que más jugó es Reinaldo Merlo: 42 vistiendo la banda roja. Con la azul y oro, Silvio Marzolini disputó 37.
Un par de curiosidades. Hugo Gatti jugó en total 38 clásicos, nueve defendiendo el arco de River y el resto como arquero de Boca, donde terminó siendo idolatrado. Norberto Menéndez, por su parte, ganó tres títulos con el Millonario en la década del ‘50 y luego otros tres con los Xeneizes en la del ‘60.
Leyendas, anécdotas y frases del pasado
El primer enfrentamiento del profesionalismo fue el 19 de septiembre de 1931 y terminó en escándalo: River abandonó luego de que el árbitro le expulsara tres jugadores por protestar el empate rival, que luego ganaría los puntos. El Millo debió esperar hasta 1933 festejar por primera vez pero valió la pena: se impuso 3-1 y Boca perdió el torneo a manos de San Lorenzo.
La máxima goleada de River llegó por cortesía de aquel gran equipo apodado La Máquina, que con goles de José Moreno, Labruna, Adolfo Pedernera y Aristóbulo Deambrossi (2) se impuso 5-1 en 1941. Boca le devolvió la gentileza con el mismo resultado en 1959 y 1982, este último en el Monumental y con Oscar Ruggeri y Ricardo Gareca entre los goleadores, dos que tiempo después cruzarían de vereda.
Tanto River como Boca dieron vueltas olímpicas en la cancha del otro. Boca lo hizo en 1969, al empatar 2-2 en la última fecha del Metropolitano, a la que River llegaba con posibilidades de quitarle el título. El Millo se desquitó en 1986, cuando jugó en la Bombonera ya siendo campeón y celebró antes partido. Ese clásico se recuerda como el de la pelota naranja, que debió usarse por la cantidad de papeles que habían tirado las hinchadas. River venció 2-0 con goles de Norberto Alonso.
A pesar de tantos partidos decisivos, River y Boca disputaron una sola final, la del Torneo Nacional de 1976, que ganó Boca 1-0 con de Rubén Suñé, quien sorprendió en un tiro libre a Ubaldo Fillol.
En clásicos por Copa Libertadores, Boca tiene gratos recuerdos. En 2000, tras perder el encuentro de ida por los cuartos de final, el Xeneize avanzó luego de golear en la revancha a River camino al título (3-0). Martín Palermo, que venía de una lesión, anotó el tercero. En 2004, en el duelo de vuelta por las semifinales que se jugó sin hinchas visitantes en el Monumental, el Millo se impuso agónicamente por 2-1, pero Boca se clasificó finalista en los penales. En el medio, el River de Ramón Díaz cortó una racha de ocho años sin ganar de visitante con un inolvidable 3-0 en 2002.
Diego Maradona, quien eligió un superclásico para ponerle fin a su carrera en 1997, lo definió a su manera. “Yo jugué un Barcelona - Real Madrid, que es muy importante porque tiene dos ciudades enormes detrás, pero Boca-River es distinto. ¡Es como dormir con Julia Roberts!”.
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